Justo al lado del chiringuito que tengo montando en el FNAC para vender los cupones se suele poner un budista a vender libros de dietas, gimnasias, Transformers recortables y cosas de budista que no vienen al caso. El tío es un auténtico crack consiguiendo que la gente se pare para escuchar lo que les tiene que decir. Primero arranca con un: "Hola, perdona ¿tú eres de aquí?". Entonces, la víctima pensando que quizá se ha perdido y está buscando la consulta de Rappel, se para y es cuando él suelta unas palabras incomprensibles dignas de un discurso de Ozores o de Mario Casas diciendo "Mi mamá me mima". Es entonces cuando la víctima se le acerca para preguntarle que qué ha dicho y zasca le endosa el libro. Lo dicho, un crack.
Pues bien, esta mañana, mientras una mujer que habitualmente pasea su perro veinte veces entre nosotros se me acerca el Krilin y me dice:
- El sufrimiento puede extinguirse cuando se extingue su causa
- Vale, ¿quieres un décimo para el sorteo de...?
- No puedo jugar a juegos de azar
- ¡Ah! bueno tú me das el dinero y luego me regalas el décimo
- No, es que eso es ayudar a los juegos de azar y me altera el kharma (o Dharma o algo parecido)
- Ah. Pues tú me das el dinero y si quieres lo rompemos juntos para luchar contra los juegos de azar
- No, es que mi karma se altera. Hoy es que me he levantado muy espeso.
- Bueno, pues míralo así: tú me regalas un papel y yo te regalo otro distinto..
- Ay es que mi kharma, mi kharma. Ay mi kharma...
El pequeño saltamontes ha empezado a dar pasos hacía atrás pensando que yo era una especie de Satán budista. Uno, dos, tres pasos reculando... hasta que se ha tropezado con el perro de la señora y se ha caído justo encima de él. La imagen del perro ladrando y el budista corriendo coleta al viento gritando no sé que del kharma (o dharma o alarma) no se me irá de la cabeza en mucho tiempo. Poner de los nervios a un budista creo que pone en marcha mi Dhammacakkappavattana.
Sube la música lirolilolithebeautifulpeople. Aparecen cervatillos Disney haciendo OMMMMM y fundido en negro.
Pues bien, esta mañana, mientras una mujer que habitualmente pasea su perro veinte veces entre nosotros se me acerca el Krilin y me dice:
- El sufrimiento puede extinguirse cuando se extingue su causa
- Vale, ¿quieres un décimo para el sorteo de...?
- No puedo jugar a juegos de azar
- ¡Ah! bueno tú me das el dinero y luego me regalas el décimo
- No, es que eso es ayudar a los juegos de azar y me altera el kharma (o Dharma o algo parecido)
- Ah. Pues tú me das el dinero y si quieres lo rompemos juntos para luchar contra los juegos de azar
- No, es que mi karma se altera. Hoy es que me he levantado muy espeso.
- Bueno, pues míralo así: tú me regalas un papel y yo te regalo otro distinto..
- Ay es que mi kharma, mi kharma. Ay mi kharma...
El pequeño saltamontes ha empezado a dar pasos hacía atrás pensando que yo era una especie de Satán budista. Uno, dos, tres pasos reculando... hasta que se ha tropezado con el perro de la señora y se ha caído justo encima de él. La imagen del perro ladrando y el budista corriendo coleta al viento gritando no sé que del kharma (o dharma o alarma) no se me irá de la cabeza en mucho tiempo. Poner de los nervios a un budista creo que pone en marcha mi Dhammacakkappavattana.
Sube la música lirolilolithebeautifulpeople. Aparecen cervatillos Disney haciendo OMMMMM y fundido en negro.