Extraños en un tren

a las 11:52
Uno de ellos es inglés, alto, delgado hasta la transparencia, viste un sombrero de paja, bermudas y camisa de cuadros, sus largas manos portan un viejo maletín lleno de libros. Lleva diez años jubilado. Junto a él, en el tren, se quiere sentar un hombre gordo, bajo, desaliñado,... jutnos son la viva imagen de Don Quijote y Sancho Panza. A Sancho le faltan seis años para jubilarse, es un typical spanish, no duda en mostrar su tatuaje de un periquito para dar fe de ello, un español de los que tienen una hermana folclórica viviendo en Madrid y amiga de Raphael.

La información llega como un torrente, hidalgo y escudero mantienen una intensa charla en que desvelan todos los detalles de su vida. Así, tan solo conocerse y sin atacar molinos. De este modo, nos enteramos que Don Quijote viaja a la Cerdaña en un tren que no va a la Cerdaña ni por asomo, pero prefiere desplazarse junto al mar y luego ya vería cómo se las apaña para recorrer los 100km restantes. No tiene ninguna prisa en regresar, ya que nadie le espera en casa.

De nuestro particular Sancho Panza descubrimos que ha estado seis meses suspendido de empleo y sueldo por un error cometido en la ciudad de la justicia, donde trabaja, que desde que de separó de su mujer ha sufrido depresiones que no le dejan centrarse en nada, pero que entrena a fútbol con niños y le sirve de terapia. Que cuando se recupere económicamente alquilará un apartamento con piscina en Blanes para llevar a su  madre de 87 años y recién operada de la vesícula. La piscina  es innegociable. Dice que es por su madre pero mira al aire y sonríe cada vez que pronuncia  las tres sílabas. Que tiene dos hijos, el mayor acaba de finalizar audiovisuales, dice que hace cortos y que cultiva marihuana en casa y que de vez en cuando le roba un poquito. Su afición viene de cuando tuvo que enseñar a liar porros a su mujer enferma de cáncer.

Estamos a punto de llegar a Premià,  donde vive nuestro Sancho. Vive allí desde que se separó de su mujer. Se trasladó allí desde Sant Celoni y años antes residían en Barcelona, donde aún vive su familia, excepto la hermana folclórica. Antes de apearse del tren, Sancho no ha dudado en invitar a dormir a su casa al alargado inglés que no tenía ninguna prisa en volver a la suya. Sorprendentemente Lord Quijote ha aceptado. Han podido romper la monotonía de la soledad por un rato y no quieren romper este momento. Espero que tengan una larga noche de anécdotas que contarse.

Sube la música liroliloliiiisanchoquijotequijotesancho... aparecen cervatillos Disney con camisetas I ♥ Rocinante y fundido en negro.
 

Mi Amigo Walter