René me ha regalado un té cuyo sabor tenía difícil superar a la marca: Té de
tarta de fresa con queso. ¡Toma ya! Lo malo es que en la fabricación del
producto se les acabó el presupuesto al contratar al ideólogo y la fiesta para celebrar
el invento y el té tiene el sabor de la post-fiesta: sabe a vomitona. No le he
querido decir nada a René porque me lo regaló con todo el cariño. Pero, hoy me
ha soltado una indirecta diciendo que le gustaría probarlo. ¡Por supuesto! He
cogido la caja entera del trabajo. ¡Faltaría más! Todo para mi jirafa gruñona
con enanismo.
Llevamos unos días muy ñogu ñogu. No sé si es la calma antes de la tormenta
o si son los nervios por irse acercando el día de la boda... La verdad, es que
ver a René más de tres días seguidos sin ningún enfado justificado es algo
nunca visto. Y claro, lo celebramos con sexo. Sexo del: "si me acababa de duchar", del
"pero si no están esperando",
del "pero si estaba friendo un
huevo... ¡¡Deja que apague la sartén al menos!!" del "pero en el coche es muy incómodo. Vale, pero
espera que aparque, no?”. Vamos, la típica libido primaveral.
Primavera, sí. Pero hace un calor que ha adelantado varias semanas el
verano. El del averno. Y eso quiere decir que se acerca nuestro aniversario.
Hay tres cosas en las que René sigue invariable desde el primer día:
1. Sus enfados
2. Altera el nombre de las cosas. Da igual, la marca, el pueblo,... de los
nombres completos se queda con la parte menos insustancial y que nadie usa.
K-F-C en lugar de Kentucky; United Colors en lugar de Benetton; Sant Andreu en
lugar de Llavaneras,.... Él contraataca con que yo digo "galletas del príncipe de Beckelar"
así, todo entero. Pero si por él fuera de tomarías unos quesitos que ríen.
3. Vivo en un musical de Teresa Rabal. René ha pasado gran parte de su vida
trabajando de monitor de niños. Eso conlleva esta terrible consecuencia cuando
intentas mantener una conversación con él:
- Hola René.
- Hola Don José.
¿pasó usted por mi casa?... -canta con una amplia sonrisa
- ¿Has desayunado ya?
- A Betlem esmoooorzarem
a Betlem esmooorzarem
i a Jesús adorarem i a Je... - con una más amplia sonrisa
- Yo tengo suficiente con un croissant de chocol...
- Choco choco lala
choco choco te te - con una todavía más amplia sonrisa
- Puedes bajar un poco la voz es que me duele la cab...
- Balla amb el cap
Amb el cap, cap, cap
Amb el dit, dit dit
Així balla en Joan petit
- Mocasín, ¿vale? ¡Mocasín
Estoy atrapado en un libro que requiere mucha atención, La casa de las hojas, suelo leer en el tren de camino al trabajo.
Mi hora es muy tranquila en el vagón. Aunque si alguien tiene que subir lo va a
hacer para sentarse a mi lado; sonarse; poner música en el móvil; encontrar a
alguien a quien no veía desde hacía meses y al que le hace mucha ilusión
volverle a ver; sí, sí, muchísima; ¡qué cambiada estás, cariño!; ¿has cogido
peso?; estás guapísima; suena el móvil…. Entra un hipster en la siguiente estación,
llega cargado de una guitarra. Pensaba que era parte del atrezzo hipster, como
las barbas y las gafas de pasta, pero no, se ha puesto a cantar: "Pani Wayne" de los Biguels. Delante mío, he tenido que
esquivar 6 veces la guitarra. El tren traquetea, el Ismael Serrano indie pierde
el equilibrio, golpea a una mujer mayor, y al echarse hacia atrás empuja a una
niña que cae al suelo y llora mucho. Mucho. Sí, sí algo de peso has cogido.
Cierro el libro. Estoy viviendo Dante.
Sube la música liroliloliiiiiialcompásdelchacachádelchacachádeltren aparecen
cervatillos Disney jugando a Tigres tigres leones leones y fundido en
negro.