"No me voy a volver a enfadar". He tenido que hacer una
captura de pantalla de este mensaje que me envió René el otro día.
René se enfada por cualquier cosa. Es una jirafa gruñona. El otro
día se despertó y me dice:
- ¿Hicimos las paces anoche o aún estoy enfadado contigo?
Otro ejemplo lo tenemos cuando me dice:
- Creo que me había enfadado contigo pero ahora no me acuerdo del
porqué.
Luego se le pasa. En gran parte porque yo paso de darle vueltas y
dejo que se enfade sólo. Porque sabe que cuando se le pase me tiene
allí esperando, como siempre. El mismo que le va a hacer enfadar
dentro de pocos minutos. El mismo que le dijo que mataría monstruos
por él, pero claro, uno no espera encontrarse monstruos en cualquier
esquina. Uno no espera encontrarse monstruos en Girona. Que soy un ñu
de ciudad y en las ciudades sólo tenemos Godzillas y aliens.
Fuimos a tomar un café a una cafetería de Girona, una de esas
americanas donde ponen 27 ingredientes al café: nuez moscada,
vainilla, cacao, espuma de leche, algo de leche, canela, pimienta,
espuma de leche, sandía, nuez moscada, azúcar, espuma de leche,
cebolla picadita en juliana, licor de cereza, kirsch, nata, espuma de
leche, coco rallado, jengibre,.... y sacarina. Nos subimos al piso de
arriba porque no había nadie y porque estaba mucho mejor decorado.
Las mesas estaban formadas por palés y todo tenía un aspecto de lo
más cuidado. El mérito se lo podemos atribuir al cartel: POR FAVOR
NO PONGÁIS LOS PIES SOBRE LAS MESAS NI LOS SOFÁS.
- Anda, con lo bonito que está todo esto. ¿A quién se le
ocurriría poner los pies sobre las mesas? No creo que haga falta el
cart...
- ¡¡¡Walter!!! ¡¡Acaba de entrar un bicho gigante volando por
la ventana!!
- Bueno, no será para tant... ¡Madre de Dios de los portaviones!
La estrella de la muerte de los bichos volantes, un insecto
gigante como un balón de nivea con alas como los remos de los barcos
de Ben-hur. Nosotros gritando, René consigue eludir al acorazado
Potemkin y huye hacia las escaleras, el halcón milenario
intercepta mi huida... Así que, mi única posibilidad para
sobrevivir era subirme chillando a la mesa porque todo el mundo sabe
que los insectos no atacan a los ñus que se suben a las mesas.
Mientras esperaba la llegada de Bill Murray, Dan Aykroyd, el negrito
y el de las gafas, aproveché un hueco por encima de los sofás que
me permitió llegar a las escaleras al grito de:
- ¡Que viene a por nosotros! ¡Que se ha quedado con nuestras
caras!¡Corre!
Una vez refugiados en las escaleras, en ningún momento se nos
ocurrió pensar que debía pasar por la cabeza de los clientes y
propietarios que estaban en la planta baja. Pero aprovechamos el
despiste de la nave nodriza cuando se acercó a la terraza y
lo dejamos encerrado fuera. Apoyadas a la puerta pusimos tres sillas,
una mesa y un anuncio de cerveza Moritz por si se le ocurría empujar
para volver a entrar.
Entonces, nos pudimos sentar a seguir con nuestro café, como si
no hubiera pasado nada, al más puro estilo british pero, no sin
antes girar el cartel "POR FAVOR NO PONGAIS LOS PIES SOBRE LAS
MESAS NI LOS SOFÁS" que nos miraba suspicazmente.